miércoles, 19 de noviembre de 2008

EL ARCO IRIS MARCIANO

‘La señora K esperaba. Miraba el cielo azul de Marte como si en cualquier momento pudiera arrojar sobre la arena un resplandeciente milagro.’

Esta frase está sacada de Crónicas marcianas, un compendio de pequeñas historias, relativas a la colonización de Marte por parte de los humanos, escritas por Ray Bradbury (EE.UU., 1920) antes de 1950, fecha de publicación de la obra.

Dicha fecha, unida a la frase que abre el artículo, me sugieren cierto escepticismo: ¿será el cielo azul en el planeta rojo, o será que el desconocimiento científico de la época le permitió a Bradbury ciertas licencias poéticas?

¿Por qué el cielo es azul?

El secreto del color azul del cielo esta relacionado con la composición de la luz solar (luz blanca, integrada por radiaciones de todas las longitudes de onda) y con la humedad de la atmósfera (es el propio Sol quien se encarga de procurar al aire su humedad, ya que, con su calor, hace que parte del agua de la superficie terrestre se evapore).

Para explicar el color azul del cielo, imaginemos que dejamos pasar un rayo de sol por un prisma de vidrio. La luz se abre en un abanico de colores (se dispersa) por refracción y, como resultado, vemos una gama de colores: violeta, azul, verde, amarillo y rojo. El rayo violeta es el que se ha separado mas de la dirección del rayo blanco y ahí esta precisamente la explicación del color del cielo. La desviación es máxima para los rayos de longitud de onda corta (violeta y azul), y mínima para los de longitud de onda larga (amarillos y rojos), que casi no son desviados. Los rayos violetas y azules, una vez desviados, chocan con otras partículas de aire y nuevamente varían su trayectoria, y así sucesivamente: realizan, pues, una ‘danza’ en el aire antes de alcanzar el suelo terrestre. Cuando, al fin, llegan a nuestros ojos, no parecen venir directamente del Sol, sino que nos llegan de todas las regiones del cielo, como en forma de fina lluvia. De ahí que el cielo nos parezca azul, mientras el Sol aparece de color amarillo, pues los rayos amarillos y rojos son poco desviados y van casi directamente en línea recta desde el Sol hasta nuestros ojos.

Es decir, si en Marte hubiese la suficiente humedad, el cielo podría tener el mismo aspecto que el de la Tierra.

No obstante, avanzando en la lectura del mismo capítulo (FEBRERO DE 1999. Ylla) encuentro estos pasajes:
-‘Ella se quedó mirando en silencio las extensiones pálidas del fondo del seco mar’
-‘La señora K miró el desierto’
-‘Ylla no miraba los viejos canales llenos de sueño y soledad’

¡Marte se había secado hace ya mucho tiempo!

¿Dónde está la humedad necesaria para el color azul del cielo? Si persiste en la débil atmósfera marciana, ¿por qué el agua no repite su ciclo?

No obstante, investigando un poco en Internet, descubro lo siguiente: ‘el color del cielo, debería ser violeta por ser ésta la longitud de onda más corta, pero no lo es por dos razones fundamentalmente: porque la luz solar contiene más luz azul que violeta y porque el ojo humano es más sensible a la luz azul que a la violeta.’

Esto quiere decir que, para que las células fotosensibles de los ojos de los marcianos interpreten los estímulos como los de los humanos, la vida en ambos planetas debería haberse desarrollado de manera similar en ambos mundos a lo largo de la historia, algo mucho más que improbable, y que el mismo Bradbury niega:
‘¿Así que el visitante tenía la piel pálida? ¿Y los ojos azules? Y supongo que los cabellos serían negros... ¡Dioses! ¡Qué relato más inverosímil! – respondió fríamente el Señor K.’

2 comentarios:

Bender dijo...

Bibliografía (altamente recomendada):

-''Crónicas Marcianas'', Bradbury,R. Ed. Booket

Nova dijo...

¡Madre mía! Me encanta ese libro, de verdad...espero con impaciencia la continuación del artículo ;-)

El capítulo que más mola es en el que llegan los terrícolas en la nave a Marte, y los meten en el manicomnio marciano...¡es genial!