Tranquilos, no es latín.
Según el modelo atómico de Bohr (Dinamarca, 1885-1962), de 1913, los electrones de la corteza atómica giran alrededor del núcleo en órbitas circulares estables, sin emitir ni absorber energía. Además, de las infinitas órbitas circulares en las que se puede mover el electrón sólo son posibles aquellas en las que el módulo del momento angular del electrón es un múltiplo entero de la cantidad hp/2, y cuando un electrón pasa de una órbita a otra absorbe o emite energía en forma de fotones, en una cantidad igual a AE=hn.
Cuando la luz del sol llega a la atmósfera los fotones chocan con los átomos del aire, que absorben la energía lumínica, haciendo que los electrones de sus cortezas salten hacia niveles de energía (órbitas) mayores. Cuando el electrón, en busca de estabilidad, regresa a su nivel energético predeterminado, el fotón absorbido es devuelto por el átomo de gas con la misma frecuencia (color), pero en cualquier dirección aleatoria.
Esto es lo que se conoce como dispersión de la luz: debido a la luz del sol, la propia atmósfera es la que nos ilumina.
La luz roja del sol (frecuencia de onda menor) tiene mucho menos energía que la azul o la ultravioleta, y por ello es incapaz de penetrar en los átomos de gas de la atmósfera, de modo que la dispersión de la luz en la atmósfera ocurre solo con los fotones de alta energía (luz azul). La luz roja continúa su camino sin casi dispersarse, ya que este fenómeno depende de la longitud de onda (y de manera inversa de la frecuencia) en una relación inversa a la cuarta potencia l.
De este modo, finalmente, la dispersión del azul es 6 veces mayor que la de la luz de frecuencia baja (roja).
Hasta aquí la ciencia, ahora la ficción.

Cuando los tres aventureros novatos de la película Viaje al centro de la Tierra (Eric Brevig, 2008) alcanzan su objetivo y descubren el océano encerrado en aquel idílico y cálido lugar, el cielo es de un morado rojizo precioso.
Ya que la luz del Sol no llega al sitio en el que están, me aprovecharé de una premisa de los guionistas: sobre la cavidad en la que se encuentran fluyen ríos de lava.
Aplicando esto a la explicación anterior, solamente habría que sustituir que la energía absorbida por los átomos no sería lumínica sino calorífica.
De este modo el proceso de liberación de fotones de determinadas frecuencias sería similar al de un espectroscopio (dispositivo empleado para obtener un espectro atómico) de emisión, y no dependería ya de la fuente de la energía, sino del tipo de átomos que formasen el aire respirado en el interior de la cueva.
El espectro de emisión del Oxígeno es el siguiente:

y coincide bastante bien con los colores que aparecen en la película (grandes cargas de morado con ligeros matices de rojo), por lo que podemos suponer que el aire allá abajo sea rico en oxígeno (discutir si a dicha presión el oxígeno sería gaseoso es otro asunto).
Lo que yo propongo discutir aquí es la escena de la impresionante tormenta, completamente a oscuras, en una noche cerrada... ¡en una noche cerrada!
Vale, pueden respirar, pero... ¿cómo es posible que anochezca en un lugar en el que los átomos, no sólo están recibiendo energía en forma de calor de manera continua, sino que el flujo de calor aumenta constantemente (la temperatura va en aumento debido a la inminente actividad volcánica)?
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